¿Sabías que el “impuesto especial” al alcohol comenzó en el imperio romano?

El impuesto al alcohol forma parte de lo que se conoce como impuestos especiales y que fueron creados en la antigua Roma, tributando el consumo de vinos y otros rubros que se consideraban artículos lujosos.

 

Seguramente dijeron que sería algo “temporal”, como el IVA.

 

Los impuestos especiales gravan productos específicos, como alcohol, tabaco y la  electricidad, sumándolos al IVA para financiar responsabilidades estatales.

 

Técnicamente, son tributos indirectos ligados al consumo de productos específicos, elegidos por el gobierno para reducir el consumo o recaudar fondos. 

 

¿Cómo se regulan? España tiene leyes específicas, como la Ley 38/1992 y el Real Decreto 1165/1995. Las comunidades autónomas pueden ajustar normativas y la Agencia Tributaria recibe ingresos de estos impuestos.

 

¿Quién paga? El porcentaje varía, por ejemplo, electricidad entre 3 y 5%, tabaco hasta 70%. Productores, remitentes, destinatarios o importadores pagan según la situación. Todos, como usuarios finales, forman parte de la cadena de distribución y eventualmente pagan impuestos especiales.

 

¿Qué son los impuestos especiales de fabricación? Afectan la fabricación, distribución, introducción e importación de productos específicos. Se dividen en categorías detalladas como alcohol, tabaco, hidrocarburos, afectando la producción y regulación de estos productos.

 

Alcohol: Grava según el grado alcohólico adquirido, regulando la producción y controlando efectos nocivos.

 

Tabaco: Aplica en Península e Islas Baleares, gravando cigarrillos, picaduras de liar y otros. Exentos están los productos no fumables y cigarros electrónicos.

 

Hidrocarburos: Influye en el precio del combustible. Establece impuestos específicos por litro, siendo uno de los productos más caros en el mercado español debido a estos impuestos. 

 

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